31 dic 2015

Cartas de amor


Quemé tus cartas, amor,
y las que yo te mandé
para que nadie las leyera
por si acaso yo también
de tristeza me muriera.


Una a una las fui leyendo
y echando a la hoguera.

Quemé palabras de amor,
tanta ternura y pasión,
tantos besos y abrazos 

Quemé mi vida anterior,
se me rompió el corazón


Mi alma hecha pedazos

Quemé tus cartas amor.

(Escrito con la mirada)

7 dic 2015

Bromas de mal gusto



¡Bromas más que estúpidas!
Se podría pensar que estoy obsesionada con mi ex-marido... ¡Nada más falso y ridículo! Simplemente que son muchos años de vida en común y por consecuente muchos recuerdos, algunos buenos y muchos malos.

Ahora lo veo con perspectiva, casi como si no fuese yo la protagonista.
Hoy pasó por aquí para pagar una multa ya que su coche está al nombre de nuestra hija...
Y me puse a pensar en todas las tonterías que le he aguantado y me doy cuenta de que no es ni medio normal.

Como la vez que fuimos al "Rocío chico", no sé si es en abril... En cualquier caso, estuvimos bien hasta la tarde, momento en que él nos propuso ir hasta la playa (yo encantada, un paseo por la playa para relajar antes de volver a casa, fantástico...) Me quité los zapatos para poder caminar a la orilla del mar. De repente alguien me empuja justo cuando venía una ola gigante... Evidentemente salí del agua empapada hasta la médula, el cabello goteandome por la espalda...
¿Quién podría haberme empujado? Estabamos solos los niños, él y yo.
Al autor de la bromita se congeló la risa al ver mi cara entre cabreada, triste, frustrada... En momentos como ese siempre pensaba "Me casé con un loco". A mis hijos se les puso unas caritas desoladas...

Y emprendimos la vuelta a casa, caía la noche y durante la hora y media de trayecto no paré de tiritar... Jamás mi marido se disculpaba.
En otra ocasión en que pasábamos unos días de nuestras vacaciones en casa de sus padres en el campo, resulta que a nuestra hija mayor, que estaba mudando los dientes de leche, se le movía un diente. A mis espaldas su padre le amarró una cuerda al diente y la otra punta de la cuerda a la puerta del patio, y cerró la puerta de un golpe. Evidentemente el diente salió disparado.
No contento con eso, cuando la niña le dijo que iba a poner el diente debajo de la almohada, (yo siempre le ponía un regalito) no os podéis imaginar la ocurrencia de este padre... Le preparó una caja de regalo y al abrirla mi niña se encontró con una mierda de vaca... Y su padre riendo a carcajadas... Menos mal que no me enteré hasta pasados días que me lo contaron los niños... 


Cosas que me irritaban al máximo y que a él le hacían revolcarse de risa. 


(Escrito con la mirada)