Ya llegó la primavera,
Sevilla huele a azahar,
¡madre mía, quien pudiera
¡madre mía, quien pudiera
por sus calles pasear!
Sacar a mi perrita
por la mañana temprano,
darnos una vueltecita
darnos una vueltecita
antes que venga el verano.
Sentarme a desayunar
en mi lugar favorito,
siempre el mismo lugar,
siempre el mismo lugar,
tostada y un cafélito.
En la terraza del bar,
el café de la esquina,
donde siempre veía llegar
la primera golondrina.
Ahora, años pasados,
ya solo puedo recordar
esos momentos añorados
esos momentos añorados
en la terraza del bar.
Un libro y un crucigrama
me hacían compañía
temprano por la mañana,
temprano por la mañana,
apenas amanecía...